Washington D.C. - La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presenta su informe "Situación de Derechos Humanos en Haití",
el cual tiene como objeto analizar los factores que debilitan la
garantía de los derechos humanos en el país, con la agudización de la
inseguridad ciudadana y de la inestabilidad democrática.
Este
es el primer informe publicado por la Comisión desde 2008 y se espera
que el mismo contribuya al complejo proceso de estabilización de las
instituciones democráticas, de derechos humanos y de la situación de
seguridad ciudadana en el país, condiciones esenciales a la plena
vigencia de los derechos humanos.
El
Informe fue preparado a partir de la recopilación y procesamiento de
información recibida a través de los distintos mecanismos de monitoreo
de la CIDH. Además, contempla información recibida antes, durante y con
posterioridad a la visita in loco a Haití, realizada del 17 al
20 de diciembre de 2019, en audiencias públicas entre 2019 y 2022, e
información publicada por organizaciones de la sociedad civil,
organizaciones internacionales, el Estado haitiano, entre otras fuentes.
En
su desarrollo, se presenta un diagnóstico que se extiende entre 2018 y
junio de 2022. Incluye elementos estructurales y da cuenta de los
mayores obstáculos para el efectivo goce de los derechos humanos, así
como las vulneraciones y riesgos emergentes en un contexto caracterizado
por graves condiciones socioeconómicas, que colocan a Haití como el
país con más pobreza de las Américas.
Sustantivamente,
el documento describe y analiza: 1) el contexto histórico de la
situación de derechos humanos; 2) la trayectoria del debilitamiento de
la institucionalidad democrática entre 2018 y 2022, con los principales
desafíos de la gobernanza democrática, desde la profundización de la
tensión política y el vacío institucional hasta el impacto de la
violencia política extrema (representada en el asesinato del presidente
Jovenel Moïse), y 3) los principales factores de la inseguridad que
incluyen el aumento de homicidios y secuestros, y las graves
afectaciones de los derechos humanos a causa de la violencia de grupos
armados y el control territorial.
El
informe advierte que los desafíos en relación con la gobernanza
institucional responden a factores estructurales de inestabilidad
política y a obstáculos de consolidación de instituciones en las últimas
décadas. A partir de 2018, la CIDH observa dos ciclos interconectados
que caracterizan la dinámica institucional y política actual en el país.
El
primer ciclo estuvo marcado por el crecimiento de las protestas
sociales motivadas por el descontento económico, social y político, así
como por esfuerzos de consolidación de una institucionalidad electoral
en medio de procesos de contestación, y la expiración de los mandatos de
119 diputados y de dos tercios de los senadores; situación que dejó al
Poder Legislativo sin quórum parlamentario para su funcionamiento. El
segundo ciclo se desarrolla a partir deldel asesinato del presidente de
la República, Jovenel Moïse que derivó en la agudización de la crisis
política, institucional y económica en Haití.
Respecto
de la seguridad ciudadana, se observa que esta representa un desafío
histórico y complejo: 1) retos para el fortalecimiento y la
consolidación de las instituciones de seguridad; 2) falta de procesos
sistematizados para la recopilación de datos; 3) presencia y conflictos
entre grupos armados organizados, 4) acceso indiscriminado a las armas
de fuego, e 5) impunidad respecto de la comisión de actos criminales,
especialmente en aquellos que se alega participación de integrantes de
las fuerzas de seguridad.
El
informe destaca las necesidades crecientes de protección de las
poblaciones haitianas en movilidad humana, a causa de la situación de
grave y generalizada vulneración de los derechos humanos en su país de
origen. A la luz de los principios de solidaridad y cooperación
internacionales, Haití y otros Estados de la región deben adoptar
medidas para impulsar una respuesta integral, inmediata, eficaz y
duradera que garantice los derechos de las personas en movilidad. La
CIDH advierte que la situación de particular vulnerabilidad de las
personas desplazadas internamente es compleja y tiene múltiples causas,
tales como las derivadas de los efectos de los desastres naturales y la
violencia extrema por grupos armados, muchas veces de manera recurrente y
agravada, lo que genera movimientos sucesivos.
Asimismo,
el Informe recoge los principales desafíos para el goce y protección de
los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales en el país y
los desafíos para la protección de la libertad de expresión,
específicamente en relación con la protección de las personas
periodistas y comunicadoras en el país.
El
informe contiene recomendaciones y hace un llamado al Estado, a todos
los actores sociales y políticas a continuar y profundizar sus esfuerzos
para retomar el marco constitucional para viabilizar la recuperación de
las instituciones democráticas, el ambiente de seguridad, la resolución
pacífica de los conflictos y el diálogo social amplio, además de
emprender las acciones para alcanzar el desarrollo económico y humano.
Además,
se hace un llamado a la comunidad internacional, a los Estados de la
región a adoptar medidas que puedan concretar los principios de
solidaridad y cooperación con el enfoque de construir, apoyar y
fortalecer las capacidades institucionales, las redes de la sociedad
civil, y las políticas públicas para concretar los estándares de
protección. Asimismo, la CIDH reitera su disponibilidad para colaborar
técnicamente y seguir dialogando desde el rol y mandato que le
corresponde.
La
CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los
Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Comisión
Interamericana tiene el mandato de promover la observancia de los
derechos humanos en la región y actuar como órgano consultivo de la OEA
en la materia. La CIDH está integrada por siete miembros independientes
que son elegidos por la Asamblea General de la OEA a título personal, y
no representan a sus países de origen o residencia.
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