Santo Domingo. 23 de noviembre de 2020. El pasado 17 de noviembre circuló en la prensa nacional el anuncio del gobierno de la República Dominicana a la Iniciativa Redes Limpias (Clear Networks, de las ingles), impulsada por el gobierno de los Estados Unidos (EE. UU.), e integrada por 50 países signatarios, con el interés de prevenir las amenazas informáticas originadas en países, proveedores o soluciones tecnológicas que vulneren o pongan en riesgo el flujo de datos a través de las redes de telecomunicaciones globales. La Iniciativa de Redes Limpias (IRL) lanzada oficialmente el 11 de agosto de 2020 bajo el liderazgo del Departamento de Estado de los EE. UU., propone códigos de conducta pública apoyados en la transparencia, la reciprocidad, el respeto por la soberanía y el estado de derecho para que países no alineados a estos valores, planifiquen su adopción. La IRL se organiza en 6 componentes: Camino Limpio, Operador Limpio, Tienda de Descarga Limpia, Aplicaciones Limpias, Nube Limpia y Cable Limpio.
El Capítulo de la Internet Society de la República Dominicana (ISOC-DO) considera que los componentes de la IRL Operador Limpio y Cable Limpio vulneran los principios fundamentales de la arquitectura de Internet, mezclando temas de alcance político e ideológico, tradicionalmente cortoplacistas y según conveniencias políticas momentáneas, con temas técnicos que se sustentan en estándares y prácticas permanentes y consensuadas globalmente, como son los de la transmisión de las señales y flujos de datos a través de las redes.
En el caso de estos dos componentes mencionados, la cura propuesta a la “supuesta amenaza”, quizás sea peor que el problema planteado, o el mal que se piensa prevenir, en tanto esta Iniciativa promueve una potencial fracturación de internet, forzará el establecimiento de nuevas rutas, proveedores u operadores según conveniencias políticas o comerciales, impactando en las distancias, la tecnologia utilizada, las velocidades de transmisión y el recorrido a través de terceros países, lo cual aumenta los riesgos existentes en materia de vigilancia, manipulación, desconexiones malintencionadas y los costos en la transmisión de datos e Internet. E incluso potenciales retrasos o costos, en la adopción de innovaciones y soluciones digitales y comerciales maduras, desde ya disponibles en el mercado.
Internet se ha convertido en un recurso fundamental para la promoción y el cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, tan importantes como la erradicación de grandes males históricos como el hambre, la desigualdad, la pobreza, la falta o limitaciones de la educación, la explotación sin límites de los recursos humanos, la insalubridad, entre otros. Y estos compromisos se están logrando gracias a las iniciativas de colaboración multilaterales, y los modelos de cooperación digital que se han venido desarrollando de forma multi-sectorial a escala global, propiciando la participación de los sectores público, privado, académicos, comunidades profesionales y técnicas, y la sociedad civil, del que han surgido innovaciones sociales y soluciones apoyadas en las tecnologías digitales como nunca en la historia de la humanidad.
Como muestra de lo expresado en el párrafo anterior, y en el contexto de la pandemia COVID-19, la humanidad se ha beneficiado de las tecnologías digitales para facilitar las redes de colaboración epidemiológica globales, para la difusión de informaciones para mejorar la prevención, salubridad, diagnósticos, búsqueda de soluciones y vacunas; las plataformas digitales colaborativas, asequibles han permitido también la continuidad de la productividad, la socialización digital, la educación, los servicios públicos en general. Por tanto cualquier iniciativa que lesione los principios fundamentales de la arquitectura abierta y neutral de la red, deben ser seriamente rechazados. |
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